Nunca
pensé que fuera capaz de ponerme un arnés y colgarme a unos poquitos metros de
altura. Ahora pienso que la palabra “nunca” debería desaparecer del
diccionario. Y como suelo decir yo… “no escupas muy alto que te caerá”.
Mi
primer contacto con el mundo de la cuerda fue nada mas y nada menos que rapelar
una pared de aproximadamente 100metros, “la confianza/amistad mueve montañas”,
aunque no sé si sería capaz de repetirlo. Pero ahora miro a esas piedras y al
menos puedo decir que yo estuve ahí arribota, viendo la vida a vista de pájaro.
Tras
ese primer día, me he ido haciendo un poquito amiga de las alturas, antes éramos
enemigas íntimas, así que ya he dado un gran paso jajaja! Algún intento de
escalada, no con mucho éxito pero si con mucha ilusión.
Y
bueno… una nueva propuesta llegó. “Tenemos que ir a hacer barrancos, te va a
encantar”. Yo, que no suelo decir que no a ninguna aventurilla… pues acepté sin
dudarlo. Miles de preguntas pero nada de investigación en google (siempre que
no sabemos algo, acudimos ahí). Yo solamente iba a centrarme en que necesitaba
meter en la mochila para pasar un finde como barranquista, y lo que pasara…
pasaría.
Contacto
con un neopreno y escarpines ya
tenía. Ese olor a goma me resultaba familiar, tampoco supe decir que no a ser
buceadora, y ya llevo alguna inmersión que otra. Casco y arnés, otros aparatejos necesarios, que no domino muy bien
aún. Ese arnés que se me lía todo, desesperando bastante a mi compañero, pero
que con mucha paciencia me lo coloca. El casco, aunque de vez en cuando ladeado
porque se me acumula el trabajo y no me da tiempo a ponerlo en su posición
recta, ahí va, cubriéndome las ideas y protegiéndome la vida.
Ahora
un añadido nuevo, una culera, que
deduzco será para resbalarme por los toboganes (que no serán tan resbaladizos
como los del aquopolis jajaja!) y ahora he aprendido que también protege el
arnés. Botas de barrancos, que
evidentemente aun no tengo, así que tirando con unas deportivas viejas, que
aunque no es lo más adecuado ya que resbalan algo mas y no agarran el tobillo,
habrá que conformarse.
Mis
conocimientos para rapelar eran bastante nulos. El ocho, me sonaba, pero ni idea
de cómo hacerlo. Aunque en mi mente está la posición ideal, no soy capaz de
ponerla en todo momento. El miedo es algo que aunque mucha gente conoce, quien
no tiene el “placer” de conocerlo, no entiende que pueda llegar a paralizar el
cuerpo e impedirte hacer cosas que tu cabeza conoce pero que intenta mandar la
orden al cuerpo y éste no reacciona.
Y he
aquí dos fines de semana intensos de barrancos y aventuras con Rubén, “ my personal mountain trainer”
* 13/07/13: BARRANCO DE PORTILLA. CUENCA
Yo
pensaba que un barranco debía llevar agua, pero en esta ocasión, tan solo
varios charquitos con un poquito de suciedad acumulada fue lo que nos
encontramos. Pero que mismo da! Con el neopreno… no importa el frio o la mierda
que te encuentres, jajajaja!! A pesar de que el agua no está cristalina, aun
podemos ver algo de fauna. Un lagarto que ni se inmuta.
Los
rapeles en seco… tampoco tenían mucho de emocionante. Pero para un primer
contacto y perfeccionar la posición (que falta me hace) es un buen comienzo.
13/07/13: CORTADOS DEL JÚCAR. CUENCA
Después
de una mañana solitaria, pero no por ello aburrida, vemos a otros aventureros
flotando por el agua. Ya no necesitábamos arnés ni cuerda. Ahora tocaba probar
algún salto. Pero que altura… me lo pienso… ¿salto o no salto? Si desde abajo
no parecía tan alto. Las indicaciones de cómo caer estaban clarísimas. Ahora
había que intentarlo.
Admiro
a esos “locos” que saltan desde tan arriba. Por hoy, no me puedo quejar, hay
que ir cogiendo confianza. Esos pies rectos… maaaal. Esas manos sin cruzar por
delante… maaaal. Pero todo irá llegando. Las sensaciones son muy buenas.
Y damos
por finalizado mi primer dia de barrancos. Contenta y no muy cansada. Aún tengo
fuerzas para subirme a unos taconazos, que según Rubén, eso sí es peligroso
y da vértigo jajaja!! Y cenar, o mejor dicho, comer-merendar-cenar, con unas
vistas inmejorables y una tormenta a lo lejos.
14/07/13: BARRANCO DE POYATOS
Nos
esperaba una horita larga de coche hasta acceder al lugar de inicio. Una
carretera maravillosa, de esas típicas con curvas, que no gustan a nadie, pero
que a mí me chiflan, con sus árboles, su naturaleza y… una parada para una foto
divertida no podía faltar.
Llegamos
al comienzo del barranco, que no sería el final. Solo disponemos de un coche,
así que cruzaremos los dedos para encontrarnos a gente amable, que por la
montaña siempre se encuentra y que nos acerque hasta el coche cuando
terminemos. Por suerte vemos a un grupo, que esperemos no perder de vista.
Nos
ponemos el “disfraz” y comenzamos a caminar. Unos 10 minutejos hasta llegar al
puente de inicio. Parece que lleva agua, no mucho, pero lo suficiente para que
eso se vaya pareciendo a la idea de barrancos que me había creado en mi cabeza.
El
primer reto conseguido un pasamanos un tanto… que palabra utilizar para
definirlo? Antiguo? Desgastado? Jodooooo, esta fatal eh? Tras unos minutos de
angustia porque era incapaz de mover el mosquetón y avanzar, tirando de brazos
como si me estuviera enfrentando a una via de escalada y con muchos animos de
Rubén… llego al punto final de ese put… pasamanos.
Parece
que el día se está nublando. La temperatura adecuada, pero… upsss! Truenos.
Asustada pregunto si eso es peligroso. La respuesta es… estate tranquila, se va
a pasar rápido. Insisto en saber si es peligroso, y vuelvo a obtener la misma
respuesta. Deduzco que seguro no es y comienza una explicación sobre las
crecidas y la posibilidad de una vía de escape… pero que no iba a ser necesario
porque el caudal del río era bajo y patatín patatán. No me convencía nada.
Parece que me entra un poquito de miedo por el cuerpo. Pero, ¿de que servía
sentir miedo? El miedo no iba a llamar a la tormenta para decirle que se fuera.
Por si
no era suficiente, comienza a llover, con algún trueno de acompañamiento, esa
lluvia se convierte en granizo… yo me limitaba a
sobrevivir y continuar.
“Ningún mar en calma hizo experto a un
marinero”,
frase que me encanta y que va al pelo para esta situación. Tras un
rato de angustia… apareció el sol y con ello el alivio y las ganas de seguir
disfrutando. Que paisajes tan espectaculares.
Y por
fin llegaron los primeros rapeles con agua. Que divertidos. Aunque no son tan
fáciles, como resbalaaaa!!
Este
barranco tiene una aventura extra. Quizás no muy conocida por todo el mundo. Un
salto de 50metros… upss! Esa cifra se me escapa. Rubén, contento de haber
encontrado el punto clave para hacerlo me anima a que le acompañe. Realmente no
tengo ninguna necesidad de llevarme un mal trago. Un rapel volado… creo que me
quedaré de fotógrafa. Él se va tan feliz a buscar la cabecera y realmente
no insiste porque no sabe que se va a encontrar allí arriba. Cada uno se va en busca
de su posición. Comunicándonos con el silbato veo una cuerda caer, acompañada
de un par de rocas, upsss. Conseguimos que la cuerda caiga en lugar adecuado y
comienza el salto. Creo
que estoy casi tan emocionada como el “saltador”. Como molaaaaaa. Me cuenta las
dificultades que encontró arriba, donde los anclajes no eran muy fiables y me
alegro de haber trabajado de fotógrafa.
Continuamos
con el barranco, ya nos va quedando menos. Y por fin vemos el puente del final.
Vamos a hacernos la foto. Upssss!! Móvil mojado=móvil estropeado. Vaya manera
más mala de acabar la aventura. Al menos hemos podido recuperar las fotos.
El
grupo llega a la misma vez que nosotros y muy amablemente acercan a Rubén a
por el coche mientras yo me quedo soplando el móvil con la esperanza de una resurrección
que parece que no llega.
Y damos
por finalizado mi primer finde de barrancos. Contenta, muuuuy contenta. ¿Cuándo
repetimos?
20/07/13: GARGANTA GALIN GOMEZ. BARRANCO DE LA NAVA. BARCO DE ÁVILA
Tras
pasar una noche de acampada en un lugar de esos maravillosos, de fondo de
pantalla de ordenador, recogemos todo, nos apretamos un buen desayuno y
comenzamos el día.
Neopreno
a la espalda, que nos espera una laaaaarga aproximación. Alrededor de 2horas y
media. Algunos pensaran que vaya locura, caminar tantísimo para hacer un
barranco, otros pensamos que es un privilegio caminar por la montaña y ver esos
paisajes.
Solo espero no agotar mucha energía, que el
barranco parece exigente. Tras una larga caminata, con alguna conversación con
montañeros por el camino, llegamos.
Wauuuuu!
No puedo creerme lo que ven mis ojos. Una laguna con un agua cristalina.
Corriendo me pongo el neopreno y sin esperar, me meto sin
preguntarme a cuantos grados estará el agua. Y empieza mi curiosidad como
buceadora: ¿Alguien vendrá aquí con botella? ¿Qué tipo de peces habrá? No es
momento para hacer buceo, pero si para nadar un poquito y refrescarse después
del “paseo”. Me pongo la capucha que parece que va a estar fresquita, y las
gafas de bucear y… a hacerme unos metros.
Y decimos
adiós a la laguna tan espectacular y… comienza el tramo inicial de la garganta.
Lleva
agua, lo suficiente para que empiece a familiarizarme con los rapeles mojados.
También
viene bien tirar de rapel alternativo y seco, para practicar postura, que bastante
falta me hace.
Paisajes
indescriptibles…
Ponerles
nombre a los rapeles…
Coger
alguna que otra rana…
Son
muchas horas de descenso. Da tiempo a echarle imaginación a la aventura.
Reconozco
que el final se me hizo un poco largo. Quizás por falta de energía que se
solucionó con un par de barritas energéticas. El neopreno empezaba a estorbar,
a rozar… a casi ganas de mandarle a tomar por c… Después de tantas horas con él
puesto, creo que ya daba lo mismo bajar hasta el coche con él. Total, era una
horita larga más lo que nos faltaba, pero esas rozaduras comenzaban a doler un
poco más de la cuenta…
Y tras
muuuuuchas horas en la montaña, llegamos al coche. Nos quitamos el neopreno,
esas rozaduras son ampollas… upsss, normal que dolieran. Abrimos una bolsa de
patatas que nos sabe a gloria y nos dirigimos a nuestro próximo destino: Valle
del Jerte.
La
sensación de hoy es aún más gratificante. Era un barranco exigente pero tan
espectacular que merece la pena haber caminado unas horas.
“Si nos limitamos a hacer lo accesible, nos
perderemos lugares maravillosos”
21/07/13: GARGANTA DE LAS NOGALEAS. JERTE
Tras
una noche de calor extremo en el albergue de “El Torno” ,
nos dirigimos a la aventura de hoy. Una zona muy turística en la que vemos a
muchos “domingueros” pasando el día. Creo que muchos de ellos nos miraran y
pensarán, ¿dónde van esos pirados? Alguno nos toma fotografías que muy
amablemente pedimos que nos envíen.
La
aproximación estaba chupada tan solo 15 minutejos caminando. Es un barranco muy
bien equipado y teniendo en cuenta que el día anterior habíamos hecho un “señor
barranco” este nos iba a saber a poco. Equipado estaba de maravilla.
Algun
golpetazo inesperado porque muy cabezota y bastante miedosa, continuo con una
posición que me hace desestabilizarme y zaaaaas!! Pero no pasa nada, son gajes
del oficio.
Joooo,
lo que resbala todo. Empiezo a cogerle respeto a esto de los barrancos.
Damos
por finalizado el barranco y tras un avituallamiento de cerezas gratis,
decidimos ir a hacernos la famosa foto de la lavadora y ya de paso a ver si
cuela hacer un “barranquito pequeño”
GARGANTA DE LOS HOYOS. JERTE
Venga,
que son solo cinco rapeles, vamos a hacerlo! Como no se decir que no, pues allá
que comenzamos. Algún tobogán chulo y algun rápel con obstáculo. Esos troncos
ahí puestos… que pintan? Se complica un poco el rapel. Rapeles
resbaladizos pero con su encanto.
Mini
barranco terminado. Vamos a la carretera que seguro que algún coche pasa y nos
“salva la vida”. Negativo. Caminando. Lo que nos sirvió para otro avituallamiento
de los nuestros. Qué maravilla comer fruta recién cogida del árbol. Así el camino
se hizo más ameno.
GARGANTA DE LOS INFIERNOS. EL JERTE
Y para
finalizar el día, subiremos a Los Pilones. Más de lo mismo, pero habrá que
verlo ya que estamos allí. ¿Y si le ponemos un puntito de diversión a la
subida? Me veo con mi disfraz de runner y como no voy a correr. Pues menudo
calentón a la bobada.
Algún
mini salto y un salto desde el puente que por mi parte quedará pendiente, eso
ya son palabras mayores.
Se
agradece un bañito sin neopreno, sentir el agua después de todo un finde metida
en esa goma un tanto maloliente.
Yo casi
que bajo corriendo (creo que tengo mono, jajaja!!) además se tarda mucho menos…
Y aquí
termina mi aventura de barranquista principiante.
Próximo
objetivo: barrancos de La Vera. Esperemos que para Agosto sea posible.
Ahora
un respiro y a continuar con mis deportes de triatleta. Hasta la próxima,
Ana